LA CLÍNICA ESTÉTICA


Por María Esther Cavagnis

 

Cuando hablamos de estética no hablamos de lo bello, ni del arte ni de la forma. Estética refiere al conocimiento sensible, adquirido a través de los sentidos. Lo que entendemos como bello, feo, trágico, sublime, grotesco o cómico, no está desligada de los paradigmas epocales.

El paradigma dominante en nuestra cultura occidental separó lo racional de lo sensible, el conocimiento del afecto y de la intuición, lo subjetivo de lo objetivo en un movimiento que no solo creó opuestos, sino también desigualdades.

La clínica psicológica nacida en este contexto valora la abstinencia y la objetividad, enfatiza el lenguaje en sus aspectos significantes y le otorga la exclusividad de la capacidad de expresión en el campo clínico.

Bateson piensa en términos de ecologías, no solo medioambiental, sino de una ecología “trans”, que transversaliza la compleja relación de lo biológico, lo social, y lo mental.

Una clínica estética se presenta como una alternativa ante el paradigma cientificista. Aquella es capaz de pensar desde nuestras afectaciones, crear, intuir, imaginar, ficcionar.

Una clínica que piensa en situación; capaz de pensar lo singular, desde un lugar, desde una perspectiva. No es una abstracción, sino una teoría encarnada.

Una clínica estética pasaría de concebir la terapia como un juego de estrategias a entenderlas como un espacio en el que se invita a hacer nuevas conexiones / distinciones – basada en una apreciación sensible de la complejidad y el saber del sistema en la que el síntoma tenía sentido.