REDES QUE SOSTIENEN. CONEXIONES INGENIOSAS.


Por Lic. Marta Lovazzano y Lic. Cecilia Sibilia

VI CONGRESO DE EDUCACIÓN Y PSICOPEDAGOGÍA
ESCENARIOS ACTUALES PARA LA EDUCACIÓN QUE VIENE
UNIVERSIDAD ABIERTA INTERAMERICANA

La autora Donna Haraway en su libro “Seguir con el problema” plantea: «Vivimos en tiempos de urgencia, tiempos anegados de dolor y alegría, de patrones injustos de dolor y alegría» (destrucción del medio ambiente, inequidades y desigualdades sociales, entre otras). El buen vivir y el buen morir requiere de cierta relación recíproca, de hacerlo entre lazos, tarea a la que asigna el sentido de generar problemas, suscitando respuestas potentes a acontecimientos devastadores (responsabilidad).

En tiempos confusos y perturbadores nos tienta la construcción de un futuro seguro impidiendo que ocurra algo que cierne el futuro venidero buscando un orden entre los tiempos. Pero, “seguir con el problema” no requiere este tipo de relación para el futuro, requiere  aprender a  estar en el presente denso, no como un eje que se estima entre pasados horribles y futuros apocalípticos y/o salvadores , sino generando conexiones ingeniosas, como bichos mortales vivientes entrelazados en miríadas de configuraciones inacabadas de tiempos, lugares, materias, significados; generando parentescos extraños que conjugan  lo hibrido del cyborg (tecnología) y lo afectivo amoroso de la especie compañera. 

Es muy interesante su planteo de restitución o reconfiguración de los vínculos con la Tierra dañada y sus habitantes. Me hace pensar en la salida de la pandemia ¿y mañana qué? ¿cómo?.

Me resulta pertinente recuperar algunas reflexiones que realiza Paul Beatriz Preciado (2020) acerca de los nuevos modos en que las subjetividades se fueron configurando en el contexto del virus. Sostiene que contrariamente a lo que se podría imaginar, nuestra salud no vendrá de la imposición de fronteras o de la separación, sino de la comprensión de la comunidad con todos los seres vivos, de un nuevo equilibrio con otros seres vivos del planeta. Seguir con vida, mantenernos vivo como planeta, frente al virus, pero también frente a lo que pueda suceder, significa poner en marcha otras formas de cooperación planetaria.  Encuentro alguna relación con lo que dice Donna Haraway: conexiones ingeniosas. 

Esto que acontece pone y puso en escena lo que ya Ignacio Lewkowicz anunciaba como agotamiento de formas instituidas. La pandemia subvirtió las prácticas de cuidado, para cuidar a otrxs había que alejarse y aislarse. El encierro interpeló la relación espacio-tiempo, lo familiar y lo ajeno y puso en emergencia lo social, lo político, lo ético, la credibilidad y confianza, la responsabilidad. Interrumpió las habitualidades convocando a mutaciones en los modos de estar en familia, en los modos de hacer escuela, en modos de hacer prácticas sociales, terapéuticas, educativas, laborales, amorosas.

Se hizo evidente que se configuraron otros modos de lazos en un tiempo en el que lo humano perdió sus atributos privativos como especie y devino en  cuerpos  mixturizados por la inteligencia artificial. Debimos encontrarnos otros cuerpos, SUSPENDER LOS AUTOMATISMOS, poner en juego conexiones entre lo que sabemos considerar separado, atentos a lo que no tenemos costumbre de juntar, navegando entre composiciones, recomposiciones y toda red de combinatorias posibles 

Como el virus que muta, si queremos resistir a la sumisión, nosotros también debemos mutar. El mundo se nos hace vivible cuando entramos en relaciones con otras existencias, con otros seres. Otras experiencias sensibles fueron posibles en las escenarios terapéuticos, educativos culturales, escolares. No habrá habido modo instituido de hacer consultorio, escuela  pero hubo encuentro, hubo verificación sensible de las experiencias entre y con otros, alumnos, profesores, pacientes, familias. Y lo hicimos artesanalmente. Lo sensible no es lo mismo que sentimental; los sentimientos  apelan a las emociones, lo sensible atañe a los modos de percibir las fuerzas de los cuerpos. Según con que fuerzas entremos en contacto se activarán ciertas potencias, como diría Spinoza no se sabe lo que puede o no puede un cuerpo en determinadas condiciones  

Pensar en cuerpos es también pensar en  quienes lo soportan, quienes lo sostienen, pensar en el juego de relaciones  sentidas y encarnadas en situación y en contextos. 

Los espacios de pensamiento colectivo en FyP diseñados para covisionar la asistencia en salud mental  y para la docencia (la formación de terapeutas sistémicos relacionales y de alumnos en materias de la carrera de grado en Psicología) fueron ampliados y fortalecidos, como escenarios de sostén, de acompañamiento para  pensar con otros  y entre otros acerca de  los  lazos  que enlazan otros lazos, para intervenir entre y con otros cuerpos  sensibles, para pensar acerca de  las   relaciones que ponen en riesgo otras relaciones a partir  de  un mundo inédito e inesperadoFyP, una composición interesante de conexiones y parentescos  que armó cuerpo y  se sostuvo entrelazados. Lo que nos hace vivos es estar en relación, en el medio – seguir con el problema, no como déficit  sino como aquello que permita poner a prueba algo con lo  que acontece  (el agobio por el  encierro, el miedo por la muerte y el sufrimiento, el dolor por las pérdidas, la hiperburocratización de las tareas, etc.). Fueron necesarios muchos encuentros  para  compartir la perturbación, la perplejidad, la angustia; armar encuadres para la asistencia, para la docencia) tarea que lejos de cualquier pasividad supone una práctica minuciosa de escucha, de respeto por el ritmo vital de quienes participan, por la singularidad de cada situación. Atrevernos a romper con los instituidos.

María Esther Cavagnis, directora de docencia de FyP, define la practica clínica como cartográfica y dice al respecto… la diferencia entre vagar por una ciudad desconocida y hacer un tours es permitir que algo pase en lo que pasa. A diferencia  de seguir mapas ya trazados en el espacio terapéutico, llevar a cabo nuevas y singulares practicas cartográficas. Vagar tejer errar pueden ser verbos que aproximen a la idea de cartografiar.

Deligny, pedagogo francés, en su programa residencial para niños y adolescentes con autismo explora el método cartográfico. Primero traza un mapa básico organizado alrededor de  puntos de referencia de la vida cotidiana como la cocina, el baño, los dormitorios, el pozo de agua. A continuación ponía una hoja transparente para trazar los desplazamientos de los niños durante el día. Este segundo trazado consiste en líneas acciones practicas que son generalmente rectas. Pero también encontraba líneas curvas repetitivas como yendo a ninguna parte y las llama líneas errantes   

En la clínica es posible encontrar, como lo hizo Deligny, todo tipo de líneas las líneas molares que arrojan aspectos más fijos  de nuestra identidad y líneas moleculares de gran velocidad, que producen variaciones en la red de la organización molar.

El tercer tipo de líneas son las de fuga que destacan las interrupciones de las relaciones, en lugar de producirlas y reproducirlas, posibilitan la creación de lo  generalmente nuevo.

Pensar los procesos de subjetivación a partir de prácticas cartográficas resultara diferente a recorrer caminos predeterminados, por teorías o mapas ya dados, para encontrar  aquello que buscamos. Cartografiar es el proceso que se produce en el trayecto y que emerge como acontecimiento que hará hurguir las formas habituales de vivir. Creemos que este  el momento requerido para CARTOGRAFIAR. 

Podés ver la ponencia aquí: https://youtu.be/xlh9_GMmixE?t=7503