Luego de la etapa de evaluación, nos proponemos llegar a una adecuada indicación. Para eso tomamos en cuenta:

 

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  • 1- La priorización de ciertos recortes relaciones, que incluyen al síntoma
  • 2- La disponibilidad de los consultantes
  • 3- La capacidad de los consultantes para dialogar y cuestionar las propias certezas
  • 4- La voluntad de saber por parte de los consultantes

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La indicación puede ser:

 

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  • 1- Terapia familiar en trastornos relacionales que dificultan la vida en familia, o con un miembro sintomático que distorsiona la vida familiar.
  • 2- Terapia de pareja en situaciones de crisis derivadas de un momento de desilusión, o la sintomatología de uno de los miembros sostenida por el otro
  • 3- Terapia individual cuando la gravedad de la situación un abordaje individual además del familiar, cuando el paciente no habla frente a sus familiares, cuando el motivo de consulta no afecte la vida familiar (sexualidad, estudio o trabajo), cuando no haya disponibilidad familiar para un trabajo en conjunto, cuando el consultante esté en una etapa de desvinculación familiar.

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Los recursos de los que disponemos en nuestro modelo incluyen:

 

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  • 1- Un terapeuta acompañante, en trabajo en dupla, detrás del espejo de la cámara de Gesell. Requiere claridad relacional entre este terapeuta y el terapeuta a cargo del tratamiento. El terapeuta acompañante observa a la familia y sobre todo la relación entre la familia y el terapeuta.
  • 2- Consulta psiquiátrica para:
    a- Posible medicación
    b- Evaluar riesgos para la vida del paciente
    c- Medicación en casos que imposibiliten el trabajo terapéutico
  • 3- Abordaje múltiple: en equipos con más de un terapeuta
  • 4- Supervisión que implica la ampliación del sistema terapéutico
  • 5- La consulta con un consultor trabajando en el mismo campo terapéutico con la presencia o no del terapeuta tratante

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