Síntesis del taller vivencial realizado por la Lic. M. Rosa Glasserman en el IV Congreso Mundial de Psicoterapia

 

La experiencia que deseo compartir hoy es de índole grupal y de naturaleza acumulativa, destinada a terapeutas en general y especialmente recomendada para terapeutas de pareja y familia. Se trata del taller de familia de origen del terapeuta y su relación con la clínica (Taller de Genograma); especialmente útil para vincular las narrativas que tienen los entrenandos acerca de sus familias de origen, con algunos obstáculos que se les presentan en la clínica, que en ciertos momentos pueden vincularse a “puntos ciegos”.

 

La propuesta es que después de desplegar algunas de estas situaciones a través de diferentes técnicas, aparezcan o se generen nuevas perspectivas, versiones alternativas de las historias que los participantes “se vienen contando” de una manera estructurada y repetitiva.

 

Desde ya que no todos los obstáculos en la clínica provienen de la relación del terapeuta con su historia. Es por ello que no focalizaré en situaciones que tengan que ver con los pacientes o con la formación de los terapeutas.

 

Las influencias teóricas que he recibido para aplicar este diseño provienen del psicoanálisis, de la teoría sistémica, especialmente del enfoque colaborativo. Las herramientas técnicas provienen de la Gestalt, del psicodrama y de los laboratorios de relaciones humanas.

 

Dentro del marco teórico, he incorporado a lo largo del tiempo los conceptos de poder y método arqueológico de Foucalt. Ellos implican una manera de historización que focaliza en la discontinuidad, lo oculto, lo implícito. El diálogo también ocupa un papel importante, en el sentido en que lo describen Goolishian y Anderson.

 

Coincidimos con Anderson en entender la conversación como un fenómeno lingüístico, un proceso de generación de sentido. “Su naturaleza transformacional se apoya en la naturaleza dialógica de la conversación y en su capacidad de re-contar los sucesos de nuestra vida en el contexto de un sentido nuevo y diferente… el cambio emerge en y a través de las redescripciones generadas por el contar y recontar historias familiares. No sólo emergen historias nuevas, sino que la persona cambia en relación con ellas: el propio ser narrador cambia.”

 

En este aspecto, las preguntas de los otros y sus comentarios alternativos, en el grupo, aportan elementos para nuevas visiones de viejas certidumbres.

 

Este taller está concebido como un dispositivo práctico con el propósito de historizar mediante una lógica arqueológica. Debe mencionarse que este procedimiento colectivo es un instrumento para favorecer la historización de los asistentes.

 

¿Cómo se realiza? Con una indagación compartida entre quien “presenta” su historia, el coordinador y los demás participantes del taller.

 

Cuando el tallerista narra su historia, es habitual que aparezca un interés genuino del resto en ella. Las preguntas suelen abrir una nueva curiosidad del narrador acerca de los puntos de vista que aparecen con respecto a la “vieja” historia o la historia “oficial”.

 

Empiezan a cuestionarse las construcciones fijas, congeladas, monológicas.
Una de las ventajas del trabajo grupal es que cada uno de los asistentes aporta, desde una perspectiva y experiencia únicas, acuerdos y diferencias con los demás. Ahí radica la riqueza de sus aportes.

 

Yo realicé, como participante, una experiencia similar en 1980 en Buenos Aires, con Ignacio Maldonado y Estrella Troya, terapeutas familiares argentinos residentes en Méjico.

 

Una de las características del taller es la estimulación de un clima de apertura, que surge de una experiencia de intimidad compartida. Estimula nuevas narrativas y el compartir algunas historias que el participante, muchas veces, no se había imaginado que iba a plantear. Esto favorece que a partir de nuevas preguntas, aparezcan nuevas narraciones de situaciones vividas y que se quiebren rígidas certezas.

 

Habitualmente nos contamos “historias” de nosotros mismos. Uno de los propósitos de este trabajo es cuestionar la historia “oficial” de estas narrativas, y a veces descubrir una “historia secreta” que no apareció antes y que abre el juego para la aparición de nuevas versiones de la vieja historia.

 

Una nueva narrativa es posible cuando el pasado es comprendido, no como predeterminado (causa-efecto) sino incluyendo las condiciones para hacer que aparezcan posibles alternativas.

 

Una oportunidad para cambiar una narrativa aparece cuando un individuo está en condiciones de trabajarla y transformarla, e intervenir en los efectos que sobre él ha tenido. En el espacio que describimos hay oportunidades, a través del trabajo grupal, de cuestionar las certezas. No me refiero al cuestionamiento de todas las certezas, sino tan solo de aquellas que se constituyen en obstáculos.

 

Lo que sigue está tomado del concepto de “función historizante” de Denise Najmanovich, y sirve para ilustrar a lo que aspiro en el Taller de Genograma.

 

 Modelo de Causa-efecto  Función Historizante
 Juzgar  Pensar
 Camino predeterminado  Camino hecho al andar
 Identidad fija  Identidad sujeta a cambios
 Un pasado fijado en un tiempo  Un pasado actualizado en el presente
 Efectos retardados  Causas retroactivas

 

Al comenzar el taller, aclaro que muchos de los sentimientos que se generan al finalizar la experiencia, no perduran, dado que toda experiencia acumulativa e íntima, estimula la idealización. Lo que importa es lo que pasa a medida que la experiencia se procesa a través del tiempo. En este sentido, es muy diferente para aquellos que llegan con experiencias terapéuticas previas.

 

Transcribo a continuación un comentario que hizo una de las talleristas un mes después de la experiencia:

» Para mí el taller comenzó cuando recogí las instrucciones. Yo sabía hacer mi el genograma, pero cuando empecé a elegir las fotos para el trabajo me enfrenté con mi historia personal.
» Hacer el genograma parece involucrar historias distantes, de otros miembros familiares, casi como una saga familiar. Luego vino buscar las fotos, buscando información, realizar preguntas que nunca había hecho (tuve que revolver cajas guardadas en la casa de mis padres).
» Además de descubrir cosas que ignoraba, encontré interesantes las reacciones de mis padres a mis preguntas. Me parece que los movilizó y benefició también. Observé a mi madre ingresar a la historia de su propia familia de origen, donde recuperó recuerdos y anécdotas. Mi padre, por otra parte, “necesitó” explicar y justificar algunas cosas. Sus respuestas a mis preguntas me ayudaron a iluminar mis propios mandatos familiares.
» A través de conocer “el pacto de amor” de mis abuelos paternos pude comprender mejor ciertos temores míos actuales.
» El dibujar los planos de las casas en las que viví fue muy revelador y divertido. Me hizo pensar cosas que no había pensado desde pequeña.
» El modo en que cambió la imagen en el ejercicio final, después del trabajo, acompañada de un enorme alivio, me produjo mucho impacto (se refiere a un ejercicio que consiste en proyectar en una pantalla una imagen familiar al principio del trabajo grupal y repetirla nuevamente al final, observando sus cambios).
» A pesar que la imagen era «neutral», la misma imagen, el mismo lugar como es ahora, sin la gente, algo me hizo click y me encontré en un presente en el que el pasado es definitivamente pasado y sin “carga negativa” en el presente…
» Esa sensación de sentimiento cualitativamente diferente sobre ese momento particular de mi vida persiste hasta hoy.
» Entiendo que el trabajo terapéutico realizado previamente en mi vida, ayudó para que me abriera y esto ocurriera, como un proceso de resolución de algunos temas. Debo admitir que a pesar de algunos prejuicios, el taller fue muy importante para este proceso.
» Me gustó el trabajo grupal y la atmósfera que se creó mientras los participantes narraban sus historias, describiendo sus mundos familiares. En mi opinión, el trabajo grupal como la intensidad con la que se realiza, estimula la atmósfera de intimidad proveyendo de un fuerte efecto catalizador.»

 

Esto es un resumen de algo que fue un taller del Congreso (Agosto 2005, Bs. As.) El carácter de este taller fue vivencial. Se trabajaron dos experiencias con dos personas que se ofrecieron gentilmente para poder ilustrar el trabajo.

 

Esto no es un trabajo preparado para hacer un aporte escrito.

 

Cordialmente.
Lic. María Rosa Glasserman