[dropcap type=»circle» color=»#ffffff» background=»#555555″]T[/dropcap]eniendo en cuenta las manifestaciones corporales de las personas que consultan, hace un tiempo, en el trabajo clínico cotidiano, me llamó la atención como aumentaban algunas dolencias, y  sobre todo las enfermedades denominadas auto-inmunes en gente de entre 22 y 50 años. En conversaciones con pediatras y hebíatras, coincidían en que aparecen en la consulta, chicos con enfermedades graves, como tumores y otros cuadros del tipo de diabetes, hipertensión, asma, etc., que una vez diagnosticados se instalan en forma permanente. Hay que tener en cuenta que los métodos de diagnóstico han avanzado y quizás hoy vemos lo que antes no detectábamos.
El Dr. Enrique Gurfinkel de la Fundación Favaloro, señala que el estrés asociado al ritmo de vida y a las exigencias del mercado  laboral, cuando se suman a crisis sociales y económicas, como la del 2001 en nuestro país, facilitó la aparición de un número de infartos de miocardio, notablemente mayor al esperable.

 

La visita del año pasado del Dr. Biancardi, con sus aportes acerca de las emociones en el sistema terapéutico, y el trabajo con ellas, coincidió con nuestra modelización, en el hecho que : consideramos que las emociones del terapeuta que surgen particularmente en cada situación clínica planteada, deben ser explicitadas para ponerlas al servicio del proceso terapéutico.

 

En su artículo sobre “Las emociones del Terapeuta” el Dr. Biancardi dice: “Este es un primer pliegue extraño: es el lenguaje el que abre el espacio a las emociones, pero las emociones preceden siempre a la palabra.
La palabra es condición del emocionarse, y en este sentido lo precede… pero, una vez abierto este espacio, cuando me emociono en el aquí-y-ahora, las palabras, por así decirlo, llegan siempre después, y son siempre inadecuadas.
Las emociones necesitan de las palabras, que sin embargo las traicionan.
El lenguaje traiciona siempre a las emociones cuando busca narrarlas, y aún esta traición es necesaria: porque las emociones que no pueden hacerse palabra a veces enferman”.
Muchas veces nos ha ocurrido que una emoción nos desborda y no encontramos  palabras para describirla, recurrimos a metáforas que forman parte  de nuestro lenguaje y que en todo caso pueden dar cuenta del sentido que esa emoción  cobra para nosotros.
Estos aportes  me llevaron a  profundizar  la  lectura acerca de este tema y su relación con los trastornos que se manifiestan a través del cuerpo.

 

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Empezando por que se entiende por:

EMOCION que viene de la palabra latina emovere significa remover, agitar, excitar.
Las emociones incluyen
1) aspectos subjetivos
2) estímulos desencadenantes
3) mecanismos fisiológicos y
4) funciones  adaptativas.
Constituyen una serie de modificaciones que se expresan en el cuerpo como respuesta a un estímulo.
Lazarus expresa que la emoción surge como consecuencia de la evaluación cognitiva, mientras que para Back: biología y cognición se dan paralelamente, regulando la emoción
simultáneamente.
Las emociones básicas que compartimos con el resto del reino animal son: alegría, tristeza, ira y miedo. La emoción modifica el estado del cuerpo, mediante una selección filogenética, genera una respuesta estereotipada ante un estímulo competente, que le ha servido a los animales para la supervivencia.
Las mismas cumplen distintas funciones:
Adaptativa: en cuanto permite ajustar el organismo a los cambios del entorno.
Social: Ayudan a conocer el estado anímico de los otros, regulando la expresión emocional propia y ajena y facilitando la interacción.
Motivacional: las emociones acompañan a las motivaciones activando y orientando una búsqueda. Buck considera que la emoción es la puerta de salida de la motivación.
Los sentimientos derivan del reconocimiento de nuestras emociones.

 

El Dr. Tajer en su libro “El corazón enfermo” plantea que “la emoción implica una anticipación, una modificación corporal global que activa mecanismos seleccionados por su utilidad evolutiva en la resolución de esa situación”.
“Así el enojo  redistribuye la sangre a los Ms. Ss. preparándolos para una pelea, el miedo a los Ms.Is. para facilitar la huida, ante la detección de una eventual pareja la sangre se distribuye en la zona genital”.
En el miedo se dan: “la inmovilización que tiene por objeto disminuir la señal al depredador que lo acecha”. También la palidez disminuye la señal y la emisión de calor. El aumento sanguíneo en Ms IS. prepara para la huida. La pilo-erección tiende a aumentar el volumen para intimidar al  enemigo. Aumento de catarsis y diuresis pretende confundir los olores que orientan al depredador. Aumento de la tolerancia al dolor para que aún si es herido pueda seguir huyendo. Expresión de miedo para comunicar a su comunidad el peligro”.

 

Humberto Maturana afirma que “biológicamente las emociones son disposiciones corporales que determinan o especifican dominios de reacciones, todas nuestras acciones tienen un fundamento emocional. Lo humano se constituye en el entrelazamiento de lo emocional con lo racional”.-
Denise Najmanovich plantea “El cuerpo físico no existe independientemente del afectivo  o el erótico. La emoción no es un proceso meramente fisiológico pertenece al dominio de lo vincular. Somos seres autónomos ligados indisociablemente a la red activa y afectiva que engloba nuestro universo. Los límites de nuestro cuerpo son los límites de nuestra potencia.”

 

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Estrés, salud y enfermedad

 

El cuerpo entendido en el modernismo como el asiento de la enfermedad, comienza a desmenuzarse en cada uno de sus órganos, tejidos, etc, con el propósito de detectar donde se aloja el síntoma y poder así diagnosticar y pronosticar con mayor eficiencia.
Las terapias se vuelven manipuladoras y tan intrusivas como la irrupción de la enfermedad. Las ciencias médicas avanzaron con tanta especificidad, para poder profundizar el conocimiento,  que derivaron en mirar al cuerpo como zonas aisladas.-
Actualmente esta forma de pensar y de abordar las enfermedades, resulta restrictiva para dar cuenta de los sufrimientos de ser humano.
Los pacientes tienden a armar una idea de su enfermedad, con las palabras de los médicos tratantes, los padecimientos de las personas que sufren de la misma enfermedad, lo que siente en su cuerpo, considerando también hechos biográficos, creencias y asociaciones.
Si tomamos el tema del estrés, éste puede considerarse un estímulo, una respuesta o un proceso.
Como estímulo constituye un evento que exige un cambio de vida, los estresores pueden ser positivos o negativos.
Como respuesta se pone en marcha el síndrome de activación en sus fases de alarma, resistencia y agotamiento.
En la primera etapa a veces puede resolverse satisfactoriamente el problema y el sujeto
cesa en su actividad.
Cuando no es así se trata de mantener la actividad para superar el estrés, concentrando las energías en la tarea, si logra el objetivo esperado el cuerpo cesa en su actividad.
En el agotamiento, luego de un tiempo de activación prolongado puede ocurrir que la actividad cae por debajo del nivel normal ya que la energía se ha agotado, o si se persiste en la actividad se cae en el agotamiento de todo el cuerpo o de cierto órgano facilitando la irrupción de algún síntoma.
Esta fase de agotamiento considero que es la que resulta de interés para trabajar terapéuticamente, esperando poder reflexionar conjuntamente como y para qué se persiste en una actitud de exigencia física extrema, con costos de salud que a veces pueden convertirse en crónicos.

 

Posicionados en el Construccionismo Social donde las relaciones constituyen el medio que nos permite ser y hacer con los otros, adquirir y asignar sentidos, recurro a Denise Najmanovich  cuando habla del cuerpo diciendo” desde esta perspectiva vincular, el cuerpo no existe independientemente de nuestras vivencias, creencias y experiencias, es forjado en la historia  humana que transcurre siempre en un ambiente poblado de otros seres y entidades con los que estamos profundamente entramados”.

 

“Pensando en el abordaje terapéutico de las situaciones donde los cuerpos  hablan sin palabras, nuestra modelización, que orienta nuestra observación a la relación y en la relación al lenguaje, estos aportes  nos abren a nuevas preguntas que puedan facilitar la narración de emociones que no han podido tener una vía de expresión para no afectar el cuerpo, limitando su potencia.

 

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Bibliografía

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  • Tajer Carlos  “El corazón enfermo”. Libros del Zorzal. Argentina 2008
  • “Emociones y Lenguaje  en Educación y Política”.  Dolmen Ediciones. España 2002.
  • Biancardi Marco “Las emociones del Terapeuta “ 2009
  • Najmanovich Denise “El cuerpo del conocimiento. El conocimiento del cuerpo”

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